El hijo de Alfonsín se quedó con las internas bonaerenses del radicalismo en lo que significó un duro revés para Cobos ya que los derrotados tenían el guiño del vicepresidente.
Fue un duro revés para Julio Cobos la derrota de su sector afín encabezado por Eduardo Santín –con el guiño de Leopoldo Moreau y Federico Storani-, a manos de ni más ni menos que de Ricardo Alfonsín, el hijo del ex presidente fallecido el año pasado. Puede ser un llamado de atención para las intenciones electorales del vicepresidente para el año que viene.
Tal vez los radicales ven en el pequeño Alfonsín la posibilidad de refundar el centenario partido porque todavía brilla sobre él aura del “Padre de la Democracia”, como se reinvidicó a su progenitor luego de su muerte. Y Ricardito desde la plataforma bonaerense espera echar raíces y posicionarse como un potable, pero inesperado candidatos hace no tanto tiempo. O también es una especie de renovación porque es llamativa como le dieron la espalda a viejas figuras como Moreau y Storani.
Como si Cobos no tuviera rivales en el frente en el Acuerdo Cívico donde disputa la posibilidad de presentarse a las presidenciales contra Elisa Carrio y Hermes Binner. Ahora parece que le salió un rival dentro del seno de su partido. Esto es un castigo para alguien que se cree presidenciable sólo porque dijo cuatro palabras de peso en tres años en el cargo como mandamás del Senado “Mi voto no es positivo”. Este espacio sabe que es la esperanza de la centro izquierda. Pero a poco más un año de las elecciones no hay un candidato firme y mucho menos candidato.
Mientras en la Casa Rosada celebran el revés de uno de sus principales rivales. Ese que pensaron que sería un títere y terminó siendo el peor error del kirchnerismo: realizar una alianza innecesaria con el radicalismo.
jueves, 10 de junio de 2010
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